Un gobierno feminista. Así ha denominado el Presidente de Chile a su administración, implementando un plan de acción con perspectiva de género en todas sus carteras, y con señales inéditas como contar con un gabinete en el cual son más mujeres que hombres las que lo conforman.
El Ministerio de Energía hizo suya la instrucción y anunció que, además de contar con un gabinete paritario, se creará una unidad para temas de género liderada por Marcela Zulantay.
Pero en este sector la cuerda se tiraba desde antes. La iniciativa público-privada “Energía + Mujer” comenzó a funcionar en el año 2018 reuniendo inicialmente a 35 gremios e instituciones de la industria energética, con los cuales se trabajó el primer diagnóstico de brechas y barreras de las mujeres, logrando una muestra de 11.500 trabajadores y trabajadoras, según señala el anuario de la iniciativa. El resultado fue poco alentador. Solo un 23% de la fuerza laboral del sector está conformada por mujeres, ganan un 24% menos que los hombres y ocupan sólo el 18% del total de cargos gerenciales.
Si bien las cifras avanzan lentamente, la inserción de una cultura con mirada de genero sí ha caminado más rápido y de forma transversal en la industria energética. Sin ir más lejos, ya en 2021 se lanzó el “Plan Público-Privado Energía +Mujer” y que en 2022 inicia su tercer año de ejecución. Incluso más. En la propia Política Energética Nacional se integró una meta en este ámbito que aspira a lograr “Paridad de género en cargos directivos y en remuneraciones en organismos públicos y privados del sector energía para el año 2040”. Y es que ella ya afirmaba fuertemente la cuerda y trabajaba día a día para que más entidades la acompañaran en esta labor.
Ella es Marcela, quien en silencio ha ido forjando un círculo de hierro inquebrantable, donde cada vez más personas se han ido sumando al desafío de incluir nuevas mujeres a esta industria y nos ha empoderado para tirar la cuerda juntas de manera de apoyarnos para seguir creciendo y avanzando en la toma de decisiones en energía. Así, actualmente somos varias quienes afirmamos con fuerza, generando redes nunca antes vistas, donde nos apoyamos, nos guiamos y nos cuidamos para poder lograr este ambicioso objetivo que -esperamos- se extienda hacia otras industrias rápidamente.
El desafío en energía es permanente y el cambio climático nos impone metas aún más desafiantes en todos los aspectos. No sólo para seguir derribando barreras para el ingreso de las energías renovables y el almacenamiento en el país, sino que también para que esta transición energética sea con mayor diversidad e inclusión.
La invitación es clara. Toma tu cuerda y súmate a este círculo de hierro o escala la nuestra porque ahí estaremos todas esperándote al otro lado.