Por Camila Algecira, Regional Marketing de la División Latin America de Ecoflow.
Chile, gracias a su gran potencial energético, ha experimentado un significativo crecimiento en la generación de energías limpias durante los últimos años. Sin embargo, el gran desarrollo que ha tenido el sector energético ha traído consigo nuevos desafíos e inquietudes ante una serie de factores que están afectado a la industria. Una de las principales problemáticas es la saturación en la operación del sistema de transmisión eléctrica, una apremiante preocupación que debe solucionarse con prontitud y visión a futuro.
El rápido crecimiento y expansión de los proyectos de energías renovables ha superado la capacidad de las líneas de transmisión existentes, desencadenando problemas de congestión y restricciones en la inyección de esa energía a la red eléctrica. Sumado a la debilidad para llegar con la electricidad generada en las plantas a los centros de consumo, desaprovechando esa energía limpia y sustentable.
De acuerdo a datos del Coordinador Eléctrico Nacional, hasta el 20 de octubre de 2022, la energía vertida llegó a los 921,29 GWh, cifra equivalente al consumo eléctrico de 316.000 hogares y al 7% de la demanda residencial, lo que hubiese permitido evitar 681.755 toneladas de emisiones de CO2.
Ante este panorama, los proyectos Off-Grid se posicionan como una solución prometedora para mitigar la saturación actual de las redes eléctricas, junto con dar un paso crucial hacia un futuro más sostenible, aprovechando su potencial para cambiar la forma en que consumimos y producimos energía convirtiéndose en parte activa de la transición energética.
Los proyectos Off-Grid son sistemas de generación y distribución de energía totalmente independientes y autónomas que no dependen de las redes eléctricas centralizadas. Esta tecnología se basa en diversas fuentes renovables –como la solar o eólica- para almacenar energía a través de baterías asegurando el suministro en los tiempos que se requieran.
Las baterías portátiles sustentables ingresaron al mercado chileno reinventando la manera en cómo accedemos a la energía. Impulsar el desarrollo de estas iniciativas es una estrategia necesaria e inteligente para avanzar hacia un futuro energético más sostenible y resiliente que implica múltiples beneficios. Uno de ellos es el alivio de la saturación de las redes eléctricas, mejorando su eficiencia y estabilidad, junto con promover la descentralización y autonomía energética de los territorios, permitiendo a las comunidades y empresas generar su propia energía manteniendo el suministro incluso en situaciones de desastre o fallo en la red.
Otro beneficio es la estimulación e integración de la innovación tecnológica en la industria energética, abriendo la puerta para el desarrollo de más soluciones a los diferentes desafíos que irán surgiendo en el camino. Y sin duda, los proyectos Off-Grid se alinean con los objetivos de desarrollo sostenible, lo que ayudará a garantizar el acceso universal a la energía, ayudar a la lucha contra el cambio climático y la promoción de prácticas energéticas responsables.
En el contexto actual es de suma urgencia impulsar este tipo de soluciones para apoyar el complejo escenario de las líneas de transmisión energética en Chile, pero también para impulsar un cambio positivo en la forma que enfrentamos el crecimiento de la industria, asegurando un futuro energético estable, seguro, sostenible y próspero para todos los chilenos y chilenas.